Saturday, June 09, 2018

Razones para prohibir los móviles en las aulas

Por ROSARIO G. GÓMEZ

El teléfono móvil se ha hecho tan imprescindible en esta sociedad moderna que parece haberse convertido en un apéndice humano. Y regular su uso (su abuso) se ha transformado en una necesidad para algunos Gobiernos. Francia, entre ellos. El primer ejemplo lo ha dado el presidente de la República, Emmanuel Macron, que ha prohibido los celulares en las reuniones del Consejo de Ministros. Antes de iniciar las deliberaciones, los miembros del Ejecutivo depositan sus celulares en las taquillas. Ni se consulta el correo ni se repasa el Twitter ni se mandan wasaps mientras los ministros consideran atenta y detenidamente los pros y contras de una decisión antes de adoptarla.  

Con el precedente del Consejo de Ministros, Macron quiere ampliar la prohibición de los teléfonos móviles a otros ámbitos. El principal: la escuela. Los alumnos adictos a los móviles tendrán que aprender a desenganchar al menos durante su estancia en el centro. No solo en las aulas sino también en el recreo. Francia presenta esta medida como una “desintoxicación”. Favorecerá la atención a las explicaciones del profesorado, combatirá el bullying y mitigará la ansiedad de esos adolescentes esclavos de la tecnología.

Los estudios demuestran que los móviles acentúan el ciberacoso entre los escolares, facilitan su acceso a la pornografía y contribuyen a su aislamiento social. Son una nueva forma de adicción (bautizada como nomofobia). En defensa de que se prohíba por ley su uso, el ministro francés de Educación, Jean-Michel Blanquer, ha dicho de los celulares: “Son un avance tecnológico, pero no pueden monopolizar nuestra vida. No se puede progresar en un mundo de tecnología si no sabes leer, escribir, contar, respetar a otros y trabajar en equipo”.

Si prosperan los planes de Macron en el próximo curso quedarán proscritos estos aparatos en los colegios. La medida tendrá gran impacto (el 90% de los niños de 12 años o más tienen móvil), aunque muchos dudan de que se pueda llevar a cabo eficazmente. Sus detractores aseguran que el proyecto de ley es una mera “operación de comunicación” que no tendrá efectos puesto que la mitad de los centros escolares ya prohíben los smartphones en sus instalaciones.

Queda por ver si los colegios que no respeten la ley serán sancionados y cómo se arbitrarán los sistemas para que los docentes la hagan cumplir a rajatabla. Si Francia aprueba este difícil examen, con el que quiera lanzar un mensaje “de salud pública”, países como Reino Unido e Irlanda podrían seguir el mismo camino.

El País, 9.6.2018

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