Sunday, October 17, 2004

El espíritu Erasmus


Un reportaje de LOLA HUETE MACHADO

“Españoles. Italianos. Españoles. Belgas. Españoles. Ingleses. Españoles. La Mensa. Biblioteca di Lettere. Exámenes. Repescas. (Ssshhhh, están estudiando). Viajes. Muchas visitas (en mi casa hay sitio). Il Palio. Partidos de fútbol. Sobremesas en la Piazza del Campo. 100 kilos de pasta. 100 tortillas de patata. Dos intentos de paella. He traído helado. Litros de sangría (no digo cuántos). El carro de la compra (lo que dio de sí). Nos hacen falta vasos…. Fiestas. Vespa. Ciudad preciosa. Gente increíble. Año inolvidable. Erasmus 1999-2000. Siena, Italia”.

Ésta es una carta entre el millar recibido en respuesta a la convocatoria de El País Semanal. Unos 170.000 universitarios españoles han sido y son Erasmus desde 1987. Dos millones en toda Europa, de 3.000 universidades, de 30 países. Una beca nacida con una idea: crear ciudadanos europeos. Valoración de los lectores: se recibe poco dinero, pero merece la pena. Esta semana se entrega el Premio Príncipe de Asturias al Programa ERASMUS, acrónimo del nombre oficial en inglés European Region Action Scheme for the Mobility of University Students (Plan de Acción de la Unión Europea para la Movilidad de Estudiantes Universitarios).

Las cartas han sido casi mil, tantas que empezamos ya a creer que Erasmus somos todos, aunque desde que se puso en marcha el programa en Bruselas en 1987 hasta el curso antepasado hayan participado unos 170.000 estudiantes españoles (de un total de 1,5 millones, según el INE). Y si Gloria Merchán nos introduce, en el primer párrafo, en el gusto por ser y vivir en esa condición estudiantil, es Elvira Domínguez, desde Francia, la que mejor sintetiza en su carta-prospecto las características del Programa Erasmus. A saber: “Propiedades: fármaco de reconocida eficacia en la prevención y el tratamiento de la timidez, ñoñería, nacionalismo, racismo, chovinismo y otros males de orden social. Composición: estancia en una ciudad de la UE para continuar estudios universitarios. Indicaciones: favorece el aprendizaje de idiomas, la sociabilidad y el interés por la cultura, la tolerancia y el sentimiento de pertenencia a Europa. Posología: administrar al menos una vez en la vida, preferentemente en jóvenes. Presentación: estancias de 3 a 12 meses. Contraindicaciones: no descritas. Incompatibilidades: la relación sentimental en el país de origen puede resultar dañada, por lo que no se aconseja su utilización simultánea. Efectos secundarios: la lengua materna puede sufrir daños, así como cualquier tercer idioma estudiado (estos síntomas desaparecen al abandonar el tratamiento); puede producirse aumento de la asistencia a fiestas, de suspensos, promiscuidad, incapacidad de convivir de nuevo con los padres, crítica de las costumbres del país de origen, dependencia del correo electrónico, multiplicación de abonos a Europa 15, viajes por Europa para visitar a los amigos, idealización del medicamento. Precauciones: en algunos casos se ha descrito dependencia al tratamiento y depresión al abandonarlo; si es así, administrar viajes periódicos a la ciudad Erasmus hasta que la dependencia se atenúe. Advertencia: se han observado casos de pacientes que se instalan años en el país de acogida; algunos, definitivamente. Intoxicación: la intoxicación es rara, dado su elevado índice terapéutico. Sin receta médica”.


El Programa Erasmus (por Erasmo de Rotterdam) nació en la Unión Europea en 1987. El objetivo: impulsar la integración europea a través de la educación, apoyar la movilidad y el conocimiento, crear poco a poco una ciudadanía continental. Aquel año sólo 240 españoles se sumaron al programa; en el último curso contabilizado (2002-2003) son ya 18.258.

Los más animosos históricamente han sido los estudiantes de Ciencias Empresariales, de Lingüística y Filología, y de Ingeniería y Tecnología. Por comunidades: Madrid, la más adicta, seguida de Cataluña, Andalucía y Valencia. Y los países de destino habituales: Italia, Francia, Reino Unido y Alemania. Extranjeros que vinieron a España el curso 2002-2003: 21.289. ¿Quién puede solicitar las becas Erasmus? Universitarios y alumnos de escuelas de arte o conservatorios. ¿Dónde? En las universidades, que son las que convocan plazas de acuerdo a convenios con centros europeos. ¿Convalidan estudios? “Reconocimiento de estudios es el término adecuado”, dicen en la Agencia Erasmus, el organismo que se ocupa de la gestión del dinero y de aplicar la normativa de la casa madre, la Comisión Europea. Por eso conviene ir siempre “con un contrato de estudios firmado del centro de origen y destino”. Por precaución. El mínimo de estancia, tres meses; el máximo, un año. Y no se puede repetir.

Entre las cartas recibidas en EPS las ha habido de jóvenes y no tan jóvenes; de alumnos y profesores; de expertos que ofrecían sus publicaciones, como Lioba Simón (autora de "El Programa Erasmus en España: balance de la movilidad universitaria") o Patricia Plaza (“Escribí un artículo en la revista de información general de la Universidad de Granada, Campus: ‘Erasmus, un programa consolidado’, número 81, páginas 16-17, marzo de 1994”). Y hasta políticos, como Óscar López Águeda, que fue Erasmus en Inglaterra y es hoy diputado del PSOE por Segovia. “La generación Erasmus ya está en el Congreso de los Diputados”, dice. De otro modo se ofrece Ana Pintos (“Me voy de Erasmus a Cagliari, Cerdeña, Italia, este mes…”), que sugiere seguirla en su beca para redactar luego su experiencia. Sandra Martorell tiene la misma idea: “Me encuentro ahora en pleno papeleo (el cual empezó hace cinco meses)… Permisos de residencia, cuenta bancaria en el extranjero… Es un averíguate la vida, por no hablar de la cantidad tan mínima que te dan de beca, 100 o 200 euros, cuando si te vas a otro lugar de España pueden darte 500. Ilógico”.

El dinero es la madre del cordero. Los hay, como Sara Romero, que empiezan: “Esto no es una beca, es una desgracia”. Pero en la Agencia Erasmus lo explican. “Se reciben unos fondos comunitarios que este año en España serán de 15 millones de euros. Hay países que optan por pagar más y mandar menos estudiantes. Nosotros optamos por repartir lo más posible”. Y señalan que las propias universidades de origen aportan dinero, también las comunidades autónomas e incluso empresas privadas. Hay que mirar siempre todas las opciones y posibilidades. Otro consejo de alumnos experimentados: consulta los foros de tu universidad, habla con otros.

Y no hay razón para desesperar: el objetivo del Erasmus es mover por Europa a tres millones de universitarios en 2010…  

El País Semanal, 17 de octubre de 2004.

Puede leer el resto del reportaje en este enlace.

If you are interested in the Erasmus experience, I recommend watching the film L'auberge espagnole (Cédric Klapisch, 2002) on DVD with subtitles. It is great fun! Xavier, a straitlaced French student (played by Romain Duris) moves into an apartment in Barcelona with a cast of six other students from all over Europe. Together, they speak the international language of love and friendship.