Juan Goytisolo escribe:
... El hecho incontestable de que el amor a la lectura ha bajado entre los jóvenes, que el nivel del estudiantado decae paulatinamente en los últimos 20 años, que numerosas librerías cierran y, mientras en la planta de cualquier FNAC donde se expone la infinita gama de ordenadores, artefactos de comunicación virtual y videojuegos rebosa de un público curioso y ávido, la de los libros en papel atrae tan solo a un puñado de personas interesadas en su mayor parte por el último superventas de tema policiaco-esotérico o por los libros de cocina ... enciende una lucecita roja y debe hacemos reflexionar.
... a la juventud "conectada" de todo el planeta, a la que el saber no rentable, excepto para una minoría, ha dejado de interesar. ¿Para qué partirse la cabeza leyendo a Joyce o Kafka, si Google te procura en un instante el catálogo de todas las obras y autores habidos y por haber? ... Las bibliotecas no interesan sino a una tenaz cofradía de doctos y estudiosos. Para quienes conectan con el mundo virtual, la conciencia de tener el saber condensado a su alcance les dispensa de perder el tiempo en la lectura. El resultado de ello, lo resume Rodrigo Fresán: "La pérdida de la capacidad de concentración que procura la lectura larga y tendida (ha sido) suplantada por la voraz disposición para consumir telegráfica y espasmódicamente frases de 140 caracteres y por la cada vez menor capacidad de hacer memoria, porque disponemos de un cerebro exterior y eficiente, llamado Google".
Sí, sabemos hoy más y más cosas, y cada vez menos importantes. El dios Mercado se arroga el papel de principal educador: ha sustituido al profesorado en su tarea gracias a una publicidad omnímoda que subyuga a niños, adolescentes y jóvenes superconectados con la Red y ha reducido su vocabulario a una serie de sintagmas abreviados como los del GMS, en el idioma estándar con el que se comunican millones de usuarios de los renovados prodigios de la alta tecnología. Ciertamente, las Humanidades y el estudio de las lenguas clásicas son poco rentables en un mundo en crisis, pero no creo con todo en las predicciones sombrías sobre el fin del libro y la prensa en papel..
Fragmentos de Más y más cosas, pero menos importantes, publicado en El País el sábado 21 de enero de 2012.
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