El País, 3 de septiembre de 2011.
A buena parte de los españoles les cuesta hacer las maletas para emprender viaje. Las razones son de distinto rango, desde el bolsillo poco boyante hasta la falta de interés por conocer otras tierras. Sin embargo, existe un amplio grupo de irreductibles: el 20% de la población realiza casi el 80% de las escapadas de ocio.
El estudio Comportamiento Turístico de los Residentes en España, elaborado por las profesoras de la UNED Teresa Garín y María José Moral para la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), constituye una radiografía de los ciudadanos ante el viaje. Este trabajo, realizado a partir de los resultados de la encuesta sobre el movimiento turístico de los españoles de 2006 a 2009 -conocida como Familitur y alentada por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio- ofrece resultados concluyentes: uno de cada diez jamás ha salido de la provincia donde nació y un 15% de los 53.000 consultados no ha traspasado los límites de su comunidad autónoma. España es una gran potencia turística, pero eso no implica que los españoles practiquen masivamente el turismo.
Esa paradoja no es una contradicción, según Pablo Rodríguez, investigador del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA), entidad que forma parte del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. "China es el principal fabricante de artilugios tecnológicos y su población no los consume masivamente. Los recursos de un país no tienen por qué coincidir con los de su población", explica. "Eso de que todo el mundo se puede permitir una escapada es un prejuicio de clase media. Con una pensión baja, difícilmente alguien puede plantearse viajar", añade. Además, hay quien tiene otros obstáculos: "Los empresarios que no pueden cerrar por vacaciones, los agricultores y ganaderos ligados a su tierra por motivos profesionales", enumera. "Eso por no hablar de los inmigrantes que solo viajan para reunirse con sus familiares", añade.
Marta Parra forma parte de ese 15% de españoles que nunca ha puesto el pie fuera de su región. "Me casé a los 20 años y me fui de luna de miel a Granada. Desde entonces no me he vuelto a mover de Constantina [Sevilla]". Esta ama de casa de 28 años dice no tener demasiada curiosidad por aventurarse más allá de las lindes de Sierra Morena: "Aquí estamos bien y mi madre está enferma, ¿para qué tanto trastorno?".
El investigador del IESA entiende la postura de Parra: "Para que alguien haga turismo debe tener inquietud por conocer lugares nuevos y dinero para hacerlo. Los viajes no tienen por qué ser una prioridad en un país en el que buena parte de la población disfruta de un clima suave y cuenta con un presupuesto apretado".
María José Moral, coordinadora de la revista Papeles de Economía Española y profesora de Economía Aplicada, apoya este punto de vista: "El hecho de que España sea un país con destinos atractivos justifica que tengamos menos incentivos para viajar, pero se nos olvida que la actividad turística del país se reduce en la medida en que muchos deciden quedarse en casa durante las vacaciones". Moral estima que el turismo interno está infravalorado a pesar de que tiene un poderoso efecto sobre la economía y el empleo: "Viajar es positivo, porque contribuye a ampliar nuestros horizontes y nos volvemos más receptivos a la movilidad laboral".
A tenor de otro estudio, La polarización en el consumo turístico de los españoles -realizado por Manuel Ángel Santana y Pablo Rodríguez, de la Universidad de La Laguna-, un 17% de los ciudadanos no había hecho turismo fuera de su región porque no tenía interés por viajar, no le gustaba hacerlo o prefería dedicar su dinero a otros asuntos. El 32% declaraba que no había salido por falta de recursos económicos o de disponibilidad.
Este trabajo revela que el 20% de la población realiza casi el 80% de las escapadas. "Las nuevas tecnologías y los vuelos low cost no han servido para que acceda mayor cantidad de gente al turismo, sino que para que aquellos que ya viajaban lo hagan más", señalan los autores de este trabajo.
El 48% de los españoles no ha salido nunca de España, según el estudio de Garín y Moral. Aunque, a priori, los jóvenes lo tienen más fácil -por ejemplo con las becas Erasmus- también afrontan dificultades. "Mi sueño es ir a Italia, pero mis veranos están hipotecados porque tengo que trabajar para pagarme la matrícula de Medicina y las dietas de la Erasmus no dan para vivir en otro país sin respaldo familiar", explica Laura Espinosa, salmantina de 22 años.
La edad del individuo, su poder adquisitivo, su nivel cultural, el estado civil y la situación familiar son factores que condicionan la decisión de hacer turismo. "El retraso educativo que acumulaba España en el pasado también está detrás de que todavía estemos lejos de los comportamientos turísticos de otros países de nuestro entorno. Solo un 7% de los españoles viajaron por ocio al extranjero en 2009", relata la economista María José Moral. Sin embargo, los datos del Eurobarómetro revelan que los españoles, franceses e italianos están en la media de UE en cuanto a viajes turísticos: lejos de los países nórdicos, pero muy por encima de los nuevos socios de Europa del Este.
"Las infraestructuras de transporte son básicas para explicar los movimientos de los turistas. El hecho de que la familia posea un vehículo o que habite en una ciudad con aeropuerto aumenta las posibilidades de que salga de su ámbito cercano", afirma Teresa Garín, responsable del informe de Funcas y profesora de Microeconomía.
El investigador Pablo Rodríguez apunta una variable más: "Las aglomeraciones de población generan entornos de los que se hace necesario escapar, por eso el turismo se asocia de forma importante con la concentración urbana".
Los residentes de Madrid -la ciudad más poblada del país y la que tal vez añora más las playas- son el mayor exponente de esta tendencia: aglutinan el 18,5% de los desplazamientos por ocio que realizaron los residentes en España en 2010, según los datos de Familitur.
Eso no evita que en la capital se pueda encontrar a vecinos que no han salido nunca o casi nunca de la provincia. Ese es el caso de Eulalia, de 75 años. Esta extremeña residente desde los 13 años en la zona de Atocha cuenta que ha estado sirviendo en "casas de ricos" hasta su jubilación y cuidando de su madre. Ahora, cuando sus obligaciones comienzan a liberarla y las piernas aún le responden, se atreve a llegar más allá del parque del Retiro con la asociación Amigos de los Mayores. A principios de este mes se subirá en un autobús camino de Ávila, donde le espera una casa habilitada en la Sierra de Gredos. "He descubierto tarde esto de los viajecitos para gente de mi edad, pero ya he hecho amigas y pienso recuperar el tiempo perdido. Si los achaques me dejan tranquila, me marcho a París el día menos pensado", cuenta, risueña.
Su perfil no es el habitual, o al menos no lo era hace once años, fecha del último estudio oficial. El informe Hábitos turísticos de los residentes en España, publicado en 2004 por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, definen al turista español: entre 30 y 39 años, con estudios universitarios, empleadores o asalariados fijos que residen en un municipio de más de 500.000 habitantes, con pareja, familiares fuera del municipio y una segunda vivienda.
Isabel Tejada rompe -al menos en parte- este retrato del español con el síndrome Willy Fog. Esta administrativa de 37 años nació en Lisboa y al mes su familia se trasladó a Jaén. Esa fue su última experiencia internacional. "Nunca me ha sobrado el dinero para darme el lujo, y cuando lo he tenido no me he atrevido, porque no domino otros idiomas", confiesa.
La renta no lo explica todo en lo que se refiere al comportamiento turístico de los españoles. También está la geografía, entre otras cosas. "Galicia tiene una renta inferior a la media y el porcentaje de su población que ha cruzado la frontera está muy por encima del de la mayoría de las comunidades autónomas", señala la economista Teresa Garín. Los frecuentes cruces de la frontera portuguesa avalarían tal movilidad, como les ocurre también con los extremeños. Estos tienen muchas facilidades de traslado por su situación geográfica y son los terceros en la tabla en viajes al extranjero.
"La crisis económica ha reducido el número de pernoctaciones, pero hay que ser optimista y pensar que el modelo está cambiando", aconseja Moral apoyándose en cifras de Familitur.
El porcentaje de la población que aún no ha salido de su provincia ha bajado cuatro puntos porcentuales de 2006 a 2009, mientras que el dato de los españoles que no han viajado más allá de la frontera nacional se ha reducido aún más, cayendo del 56% al 48% de la última encuesta.
En los últimos años los españoles se han hecho más viajeros, pero sus desplazamientos han cambiado. Pasan cada vez menos tiempo en los tradicionales destinos de las playas y se han visto obligados a reducir su gasto medio diario, pero no han sacrificado sus escapadas, a menudo rurales o con tinte cultural. Las preferencias también se ajustan al bolsillo.
No comments:
Post a Comment