Thursday, February 18, 2010

Escuchemos a Umberto Eco

El filósofo y escritor italiano Umberto Eco, quien fue investido este miércoles doctor honoris causa por la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, afirmó que Internet es una "especie de parodia de la enciclopedia que reúne todo el saber del mundo, porque incluye también información falsa", por lo que consideró que el medio ha "fracasado en su intento por ordenar el conocimiento del mundo disponible".

"Con Internet no sabemos quién habla". Las palabras del escritor italiano Umberto Eco tenían ayer un cierto fatalismo. Las posibilidades infinitas de la nueva tecnología ocultan monstruos. El autor de El nombre de la rosa alertó sobre las carencias de la red. "Internet parece, en cierto sentido, la enciclopedia que reúne todo el saber del mundo; pero es también una especie de parodia porque recoge informaciones falsas", afirmó.

"La función de una cultura no es sólo conservar, sino que es también deshacerse de cosas. Una biblioteca es la imagen de una cultura no sólo por los libros que tiene sino también por los libros que no ha querido tener", comentó Eco. La presencia de uno de los intelectuales más carismáticos del mundo, del hombre que concilió los estudios sobre la Edad Media con la reflexión en torno al cómic y la televisión, tiene una enorme capacidad de arrastre. No cabía un alfiler en el paraninfo de la Universidad.

No obstante, el semiótico italiano, quien fue precedido en su discurso de investidura por la laudatio del catedrático de Literatura y Comunicación de la Universidad de Sevilla Manuel Angel Vázquez Medel, rechazó la idea de introducir pautas de control en el universo de Internet, ya que, según aseguró, "el más mínimo criterio supondría la reducción de libertad", por lo que se mostró partidario de "educar a la gente a utilizar críticamente la libertad".

Asimismo, el autor aludió durante su discurso, pronunciado en italiano, al "sueño de toda filosofía y de toda ciencia por conocer y definir las cosas por su esencia", aspiración que ilustró haciendo un recorrido por las diferentes herramientas que ha utilizado el ser humano para realizar un compendio del conocimiento existente, entre ellas, la enciclopedia durante el Barroco.

Destacó el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades las relaciones entre la enciclopedia barroca y la World Wide Web, indicando que la red no es un sistema ordenado de géneros y especies, sino una lista "infinita e indefinida" de fenómenos, definiciones, descripciones o propiedades. "La web es incapaz de reducir al orden su propia multiplicidad ni nos ofrece instrumentos para crear desde su caos un orden posible", afirmó, reconociendo, sin embargo, que "cualquier orden posible de nuestros conocimientos tendrá que ser elaborado usando la enciclopedia infinita de la web, pero sin sucumbir al vértigo de su laberinto". Eco llevó a un paraninfo lleno de cuadros de reyes y escenas religiosas el aire fresco de un siglo XXI marcado por Internet y el sueño de muchos hombres y mujeres de no perder su libertad.

Saturday, February 13, 2010

WORLD PRESS PHOTO 2009

The international jury of the 53rd annual World Press Photo Contest has selected a photo by the Italian photographer Pietro Masturzo as the World Press Photo of the Year 2009. The picture depicts women shouting in protest from a rooftop in Tehran on 24 June. The winning photograph is part of a story depicting the nights following the contested presidential elections in Iran, when people shouted their dissent from roofs and balconies, after daytime protests in the streets. The story as a whole was awarded first prize in the category People in the News.

Thursday, February 04, 2010

Sin fútbol_análisis

DAVID TRUEBA

El País, 04/02/2010

Hace años traté de patentar con un amigo la semana de ocho días. Nos pareció un invento prodigioso. Se trataba de añadir un día más a la semana donde nos permitiríamos todos los vicios y placeres acumulables, sin ninguna de las obligaciones. Porque el domingo no bastaba. El domingo fue desde su origen un día saturado de obligaciones disfrazadas de aficiones. Basta con mirar la cantidad de compromisos que uno adquiere con la religión, la familia, la ciudad, el comercio y el entretenimiento, para desacreditar el domingo. El octavo día nos iba a garantizar que ya nunca más nos sentiríamos tan terriblemente tristes los domingos por la tarde viendo cómo se nos escapaba la vida entre los dedos. Ahora es urgente retomar la idea. Sobre todo desde que en reunión extraordinaria de la LFP, que no es un partido trostkista, sino la Liga de Fútbol Profesional, se decidiera ampliar al lunes y al viernes la retransmisión de partidos por televisión. Necesitamos el octavo día por la sencilla razón de que necesitamos un día sin fútbol, ¿es que nadie lo entiende?

El fútbol y la tele viven la historia de proxenetismo más esclarecedora de nuestra civilización. El fútbol da audiencia y fidelidad a los canales. A cambio la tele les da dinero. Pero, como en cualquier negocio turbio, las cuentas nunca salen. Los clubes de fútbol tienen una deuda que supera los 2.000 millones de euros y las televisiones aseguran que emitir fútbol al precio que está no les sale rentable a menos que sea en canales de pago exclusivos. Como muestra de la importancia capital no existen leyes que se aprueben a más velocidad que las que conciernen al fútbol y la tele. Basta un plumazo y sin debate ni enmiendas se cambia lo que haya que cambiar. Y no es de ahora, hace años la doctrina Cascos impuso que España necesitaba un partido de fútbol en abierto porque el interés general es redondo y se maneja con los pies. Ay, si el interés general fuera otra cosa. Ahora vamos a tener fútbol en la tele todos los días. Y no sé ustedes, pero yo sigo soñando con el octavo día, ése en el que hasta Dios o Messi o Cristiano Ronaldo descansan y nos dejan en paz.